5 de julio de 2010

Inauguración 2o. Encuentro de Diversidad Sexual



Todos somos distintos, somos diferentes, todo cambia constantemente. Nada permanece igual para siempre, por ello no perdemos la esperanza ni el sentido de lucha pacífica para un día lograr ser escuchados y admitidos en los roles sociales sin ningún problema, sin retenes ideológicos, sin miedos ni ataduras morales.
El día de hoy nos reunimos en este recinto para conmemorar juntos el Segundo Encuentro de la Diversidad Sexual, evento que se realiza no sólo con gran esfuerzo, sino también con el compromiso y la entrega de quienes estamos detrás de la organización para lograr una experiencia digna de recordar, de apoyar y de repetir.
Nos sentimos en verdad gozosos de contar con la presencia de cada uno de ustedes en este evento, así como realmente orgullosos de la aceptación de nuestros invitados para participar y compartir con nosotros sus experiencias y conocimientos a favor de las distintas orientaciones que integran la sexualidad diversa; misma que día a día ha ido aumentando y manifestándose dentro las comunidades de nuestra región, de nuestro estado y de nuestra sociedad.
Sabemos, de manera explícita o implícita, que la experiencia vivida por muchos, el camino recorrido, no ha sido un proceso fácil y mucho menos placentero; más bien, en algunos casos ha sido un proceso difícil y doloroso. Todavía es posible ver en la calle conductas, ideologías y seudo moralidades que atacan y hieren la dignidad de cada una de las personas que integran la diversidad y de quienes la apoyan y la respetan; podemos ver y casi palpar la ignorancia, los prejuicios, las repulsiones y rechazos sociales que sólo incitan y desencadenan odios y conductas inadecuadas de personas poco humanas, incultas, ignorantes y poco educadas; quienes se manifiestan a través de actitudes discriminantes, fóbicas y humillantes, que sólo retrasan y estancan el camino de la culturización y la apertura social.
Aún existe en el ambiente la enorme mancha de críticas, difamaciones y habladurías, que opacan, e incluso impiden, el acceso a los derechos y garantías que por naturaleza y legalidad corresponden a cada de nosotros como ciudadanos y seres humanos honestos y respetuosos; y peor aún que obligan, por miedo, a muchos, a renunciar o reprimir lo que en verdad desean, quieren y sienten.

Asistentes a las conferencias y la narrativa escénica.


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